Abraza a tu niño/a interior
El adulto que disfruta de jugar sin vergüenza ni reparos ante la mirada del otro, está sanando a su niño interior, reparando sus heridas, reforzando su autoestima. No es inmadurez, es un excelente método para la auto aceptación y auto valoración. Anímate, conectate con ese/a niño/a y comienza a caminar por el sendero del equilibrio emocional que te llevará a ser un adulto más pleno.
“Los hombres no dejan de jugar porque envejecen; envejecen porque dejan de jugar.”
-Oliver Wendell Holmes Jr.-
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