Andrea Fergrú

El caracol es un ser frágil y delicado que logra ser perseverante y avanzar serenamente por la vida. Como el caracol muchos de nosotros logramos continuar nuestro camino a pesar de las circunstancias adversas con las que nos hemos encontrado.  Y es que algunos  hemos creado una caparazón para protegernos y mantenernos vivos. A veces ese maravilloso refugio que nos mantuvo a salvo, con el tiempo, se ha hecho cada vez más fuerte, más duro y lo que nos permitió funcionar, continuar con nuestra vida, puede llegar en la edad adulta a escondernos tanto que se confunde con nuestra identidad.  Es que nuestra alma se siente tan segura escondida allí que no ha salido más. Pero resulta que las otras personas ya no pueden vernos, solo ven nuestra coraza y creen que somos eso. Y ahí es cuando comenzamos a sentirnos desdichados e incomprendidos.  Siempre esperan de nosotros la fortaleza, el sostén y no imaginan siquiera que podamos, a veces, necesitar apoyarnos en ello...

La culpa es una emoción de vergüenza y desvalorización, un acto de agresividad para con uno mismo, un castigo que me impongo. A la hora de trabajar mi culpa, me gusta pensar que esa conducta o comportamiento del cual siento vergüenza,  es la consecuencia de algo anterior. Este algo anterior implica las causas, lo previo, el contexto en el que me encontraba en el momento de mi "error". Y cuando hablo de contexto me refiero a mi estado emocional, mis necesidades básicas,  el afecto, el cuidado, el hambre, el miedo, la desprotección y el dolor.  Qué fue lo que me pasó que me llevó a cometer una acción de la que hoy me arrepiento y por la que me castigo. Cuáles eran mis pensamientos,  mis creencias inconcientes, mis temores.  Así como hemos sido nuestros propios verdugos acusándonos y castigándonos, démonos la oportunidad de ser nuestros propios abogados defensores ante nosotros mismos, y permitamos que ese   abogado exponga las causas y la vul...

El adulto que disfruta de jugar sin vergüenza ni reparos ante la mirada del otro, está sanando a su niño interior, reparando sus heridas, reforzando su autoestima. No es inmadurez,  es un excelente método para la auto aceptación y auto valoración. Anímate, conectate con ese/a niño/a y comienza a caminar por el sendero del equilibrio emocional que te llevará a ser un adulto más pleno. “Los hombres no dejan de jugar porque envejecen; envejecen porque dejan de jugar.” -Oliver Wendell Holmes Jr.-

Hace poco me crucé con un señor con quien tuve la oportunidad de cambiar algunas palabras. Recuerdo que era un día de sol brillante, y en contraste, el rostro de ese señor estaba totalmente apagado, sin luz. Tenía marcado el dolor de una pérdida si sanar.  Me dijo que era su cumpleaños y me contó acerca de lo que le había pasado, con los ojos llenos de lágrimas y la boca formando un arco hacia abajo, haciendo un gran esfuerzo para hablar sin romper a llorar a gritos, porque la adultez muchas veces nos obliga a mantener a raya esas emociones que nos afligen sin importar cuan desbordantes sean. Hacía poco que había cumplido 18 años cuando murió su hermano, en un trágico accidente doméstico. Ese día quedó soldado a sus pensamientos y sentimientos diarios. Un claro caso en el que el duelo se encuentra bloqueado; en el que un ser humano se ha encontrado con un antes y un después en su vida; en el que alguien no puede continuar interactuando con el mundo como lo venía haciend...

Hay personas en este mundo a las que les ha tocado vivir circunstancias muy dolorosas y encima más de una vez. Parecería que la vida se ha ensañado con ellas, pero no es así. Esas personas cuyas historias son tan difíciles y que soportan una y otra vez situaciones que se le presentan y  que a pesar de todo, se secan las lágrimas, se sacuden la ropa, se acomodan el pelo y continúan firmes, hacia adelante, incansables. Esas personas son especiales, almas poderosas que están sumamente preparadas y vinieron dispuestas a ponerse esas cargas sobre la espalda, seguras de su fortaleza y llenas de infinito amor. Y esas personas tendrán éxito en su cometido, ayudarán a otras almas a crecer y crecerán ellas mismas más de lo imaginado. Cada vez que me cruzo un alma de estas en mi camino, en el cuerpo de un hombre o en el de una mujer, en un cuerpo joven o en un cuerpo anciano, en un cuerpo sano o en un cuerpo enfermo, me siento honrada y bendecida por ese encuentro, y le doy gracias a la vida,...

Los momentos de quietud forzada, son especiales conectar con nosotros mismos, con nuestra parte emocional que tan olvidada muchas veces tenemos.  Pero también son maravillosas oportunidades para soñar, idear proyectos y descubrir nuestros potenciales. Ese tiempo libre que la vida nos impone, es el paréntesis más valioso, pues nos permite planificar ese gran salto. Cambia tu mirada, y fluye.

¿No te sientes bien con tu peso? ¿Sabias que si no descubres el para qué de tu sobrepeso te será muy difícil adelgazar? Y es que el sobrepeso no es tu enemigo,  sino que es un programa biológico que tu cerebro activa para protegerte.  ¿Para protegerte de qué? Pues de experimentar el mismo estrés que ya has padecido en tu pasado, o que ha padecido algún ancestro y has heredado.  Por eso, para perder peso sin caer en el efecto rebote, necesitas conectar con tu interior profundo, con tus memorias.  Ese es el primer paso.

La biodescodificación es una herramienta que nos permite tomar un atajo para encontrarnos a nosotros mismos, para vernos en un espejo, para descubrir las huellas, las marcas que algún suceso del pasado ha dejado incrustadas en nuestro interior; como una espina enquistada que pincha y que duele.  Detrás de cada síntoma (físico, psíquico, mental o conductual) se esconde una información codificada, porque el síntoma es una metáfora de algo que nos está pasando. Con la biodescodificación podemos acceder a esa información y así emprender un camino más seguro y más corto a nuestro interior.